Un lector felíz

Me gusta leerte porque estás en plena creación y eso vivifica, re-sucita. En realidad mis halagos siempre tienen sórdidas segundas intenciones: Cuando tu trabajo sea reconocido por los suplementos culturales de los domingos y por los blogs de literature & non-fiction (que seguramente coincidirá con el día que el decano de la FADU te designe profesora titular de la cátedra Semiología de las Redes Sociales, en la carrera de Diseño Industrial) yo podré alardear y decir que fui uno de los primeros en darme cuenta de tu talento y de tu creatividad: "La autora del folletín pedagógico está en plena acmé”. La palabra acmé es bonita porque para los griegos era el momento de florecimiento (o de creación) de una persona, o dicho de otra manera "el momento de hacer obra". En el diccionario de la RAE sólo dejan la acepción de “momento de mayor intensidad de una enfermedad”. Este criterio de interpretación del término es el que utiliza la arquitecta Cachi Lilienfeld, tus detractores que se refugian en las galerías de arte y en las cátedras de Historia y esos arquitectos burgueses que te tratan despectivamente de spammer. Kant, por ejemplo, tuvo su acmé a los 60 años y Heráclito a los 40. Yo te felicito y te aliento para que sigas posteando tus textos diariamente en éste blog. Besos [Jacinto R. desde Paris vía gmail]

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